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Continúan los "encontronazos" entre la autoridad Estatal y Municipal de Guadalajara.  

Por Martha González Escobar

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Un episodio más, entre la reconocida rivalidad existente entre el Gobierno del Estado y el Gobierno de Guadalajara tuvo lugar el martes 18 de abril, en el escenario de la colonia Oblatos en el momento de la detención de un asaltante de los llamados conejeros a quién en cumplimiento de sus funciones preventivas, cuatro policías de la comisaría municipal de Guadalajara trataban de aprehender.

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Fue en la confluencia de las calles de Circunvalación Oblatos y Plutarco Elías Calles, a las 17:00 horas,  cuando los elementos de la fuerza única de tarea—conocidos popularmente como “los negros”—interceptaron la detención por cuatro policías vestidos de civil y armados que trataban de efectuar una aprehensión en la persona de un motociclista que viajaba en un vehículo sin placas y sin documentos para  acreditar la posesión legal del vehículo a bordo del cual se encontraba el sospechoso.

Supuestamente unas personas que pasaban por el lugar al ver a los civiles armados amagando al motociclista reportaron el hecho al 911, que a su vez reportó el hecho al vehículo más cercano al acontecimiento o sea que, de causalidad estaba  a unas cuadras del hecho, los vehículos de la fuerza única de tarea Jalisco.

Los policías estatales apuntaron sus armas a los policías municipales vestidos de civil pensando que eran delincuentes y al parecer, éstos no quisieron mostrar sus identificaciones y se molestaron dando aviso a su base. Con este aviso se movilizaron por lo menos una veintena de patrulla del municipio de Guadalajara que cuando arribaron al lugar encontraron que sus compañeros ya estaban dentro de una patrulla y ya habían sido despojados de sus armas.

Los policías municipales recibieron la orden de impedir que se llevaran a sus compañeros a las instalaciones de la calle 14, lo que generó una gran tensión ya que las patrullas impidieron el tránsito en las calles alrededor del encuentro, inmovilizando el vehículo en el que se encontraban sus compañeros. Posteriormente, llegaron al lugar el Comisionado de Seguridad Pública, Raúl Alejandro Velázquez Ruíz, para intentar mediar en el conflicto, pero los ánimos estaban muy caldeados, minutos después, el Fiscal General del Estado, Jesús Eduardo Almaguer, también se hizo presente.

El fiscal dispuso que los policías y el civil y fueran puestos a disposición del ministerio público, que reconocemos que con relativa frecuencia deja libres  a los delincuentes que aprehenden los policías municipales de Guadalajara. A estas alturas 50 patrullas de la fuerza única y de la policía municipal de Guadalajara tenían cercado el lugar y era ya un escándalo, entonces llego el comisionado Salvador Caro quien acusó al comisionado de seguridad de querer liberar al delincuente: “ La policía estatal decidió acudir para liberar al detenido y así está muy difícil, así está muy difícil, nosotros estamos haciendo nuestro trabajo y otros cuerpos policiales se dedican a defender delincuentes, esto no lo podemos seguir permitiendo, no lo va aceptar la policía y ahora nos quieren voltear el chirrión por el palito”. Según consignan las crónicas periodistas dijo el comisionado Caro. Quién acepto que sus policías estaban vestidos de civil: “lo que si existe es la intención del propio Comisionado y del propio Fiscal de meter en problemas a la policía de Guadalajara, de obstaculizar nuestro trabajo y nuestro combate a la delincuencia”.

 

Cabe señalar que el artículo 62 de la Ley del Sistema Estatal de Seguridad Pública establece que el Ejecutivo y Ayuntamientos, a través de reglamentos establecerán lineamientos sobre uniformes, entre otros aspectos. 

En base a este texto, el artículo 77 del Reglamento Interno de la Secretaría de Seguridad Ciudadana de Guadalajara establece que los elementos operativos tienen la obligación de portar debidamente los uniformes, insignias, divisas, identificación oficial y equipo reglamentario correspondiente en todos los actos y situaciones de servicio, a menos que, por razones debidamente justificadas y para los efectos de un operativo especial, sean autorizados por el Comisario para no portarlos, bajo su más estricta responsabilidad. Qué es el caso que nos ocupa. 

Es increíble, deveras que estando la situación de seguridad pública tan mala en nuestro estado todavía las autoridades estatales impidan las funciones de las policías municipales. Subrayando una vez más que lo que les interesa son las cuestiones políticas y no la operatividad eficiente de los guardianes del orden entre quienes fomentan una rivalidad peligrosa y es ocasión de que el gobernador Aristóteles Sandoval  intervenga para disponer lo necesario para la protección de los ciudadanos y no para el éxito de su partido en las elecciones del 18 y, por su parte,  las autoridades municipales debían de conminar a sus elementos a que dejen de lado actitudes soberbias y si los integrantes de la fuerza única de tarea les solicitan sus identificaciones y el oficio que ampara su actuación los muestren para no llegar a los límites de actuaciones como la del jueves en la que se demostró que todas las armas proporcionadas por el presupuesto público sirven primero para amagarse entre sí y después para combatir a la delincuencia.

Qué, por cierto, ¿en dónde quedó el supuesto delincuente? ya que la comisaria de Seguridad de Guadalajara informó el miércoles que hasta las 5 de la mañana fueron puestos en libertad los detenidos en una investigación de la colonia Oblatos. Y no mencionó para nada si el supuesto  delincuente había sido investigado. La corporación municipal informó que los elementos detenidos forman parte de la Unidad de Información para la Prevención del Delito, y que además  presentaron tanto sus credenciales como sus permisos para portar armas.
El boletín cita el artículo 77 del reglamento que ya comentamos. Ojala éste incidente no se repita.

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