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Por Francisco Granval Martínez 

 

El próximo recorte al presupuesto de la federación para el año 2017, saca nuevamente a la luz, la terrible desigualdad que vivimos en México. Ahora, se cierne sobre numerosos programas de beneficio social, reducciones significativas, que afectarán renglones tales como: Educación, Salud, Asistencia Social, Cultura, Inversión Pública, Fondos metropolitanos, Generación de Empleos y una larga serie de rubros que tendrán repercusión en los tres niveles de gobierno. La reducción presupuestal, defendida desde la secretaria de hacienda, con argumentos como los precios del petróleo, las condiciones económicas en los Estados Unidos, El nivel de nuestra deuda pública y la calificación país, que afecta el crédito de México. Nos deja ver la pobre visión que tienen las dirigencias políticas del país, incluidos todos, todos (remarco) los partidos políticos. Nuestros políticos y la alta burocracia viven en un estado de confort, concretándose a realizar acciones de gobierno y absteniéndose de buscar soluciones a los graves problemas que nuestro país enfrenta; se han estado concretando a ser “administradores del presupuesto”, “hago si tengo presupuesto, si no, mejor me olvido”, esta es, la visión y actitud de gobernantes en lo Federal, Estatal o Municipal. Haciendo a un lado al compromiso ético que todos los políticos deberían honrar: EL BIENESTAR CIUDADANO COMO EJE DEL QUEHACER Y DE  LA GESTIÓN PUBLICA. 

 

Todo se centra en el presupuesto de egresos, ignoran por comodidad y conveniencias políticas, que México, tiene un bajísimo nivel de recaudación en relación al producto interno bruto (14 o 17% del PIB contra 40% o 55% en países más avanzados). No tiene un buen rendimiento electoral para los partidos políticos aumentar impuestos, y menos aumentar impuestos a los más ricos; siempre es mejor nadar de muertito y dejar que la próxima administración encare los  problemas; así nos la llevamos, mientras los rezagos en el bienestar de la población van aumentando geométricamente, hasta hacerse inmanejables. 

 

La publicación en años recientes del libro de Thomas Piketty, “El Capital En El Siglo XXI” ha planteado nuevamente el viejo problema de la desigualdad económica y social de la humanidad. El estudio de Piketty y su equipo, abarca información relativa a los últimos 300 años de capitalismo. En sus diversos análisis, plantea las enormes diferencias que se viven entre el decil y percentil superior  de la población más rica y la del otro 90 % de la población más pobre. Este libro ha despertado en diversos sectores, grandes inquietudes, En México, OXFAM, publico el estudio de Gerardo Esquivel Hernández “Desigualdad Extrema en México, Concentración del poder económico y político”, documento que pone el dedo en la llaga sobre la inequidad en nuestro País. Piketty propone en su libro, que uno de los mecanismos que podrían disminuir las desigualdades en el mundo, sería el impuesto sobre la renta, aplicado de manera progresiva, como en la post guerra; además de impuestos al patrimonio, que deberían afectar al decil superior más rico, y sobre todo, al percentil superior.

 

En la información que sustenta sus tesis destaca, que el 1% de la población en los países que estudió, poseen alrededor del 22% de la riqueza, y que el 10% de la población más rica posee hasta un 60% de dicha riqueza. Esta riqueza constituida por bienes raíces principalmente, activos financieros e industriales y de menor cuantía, dinero líquido y metales.En el análisis sobre los patrimonios, concluye que uno de los grandes motores de la desigualdad, son las herencias. Expone, que impuestos patrimoniales progresivos a las herencias y patrimonios que incidan de manera preferente en el decil y percentil de los más ricos, podría incrementar la recaudación fiscal en un porcentaje importante, (alrededor del 10% o más del PIB) solo con tasas que irían del .1 al 2 o 3 %. 

 

La baja recaudación que tenemos en relación al PIB, es producto de un entramado legal que protege a los más privilegiados; produciendo así, una esfera de desigualdad e injusticia social. La creación de riqueza, no es solo producto de esfuerzos individuales de los más pudientes, es producto de las condiciones que se generan en un país en donde todos sus habitantes son parte de una gran red de relaciones sociales y económicas que permite la creación de riqueza; es una enorme injusticia que los mayormente beneficiados, no paguen impuestos proporcionales a sus ganancias y patrimonio en beneficio de los menos socorridos por el sistema económico. 

 

Nuestro pacto social debe contemplar de manera específica y sin lugar a interpretaciones ambiguas, que las aportaciones de los ciudadanos al erario público, deban ser proporcionales a sus ingresos y patrimonios, debe ser claro, que el bienestar y la felicidad de los ciudadanos en México, sea el eje central de toda la gestión pública. La solución que debemos buscar para paliar la desigualdad es la construcción de una justicia social, que permita a todos los mexicanos vivir con dignidad y con mejores oportunidades. 

 

Ahora, los más ricos en México no pagan impuestos, sobre todo los que poseen la mayor parte de los bienes raíces en las ciudades; quien les dice a los que más tienen (el 10%), que los que menos tienen (el 90%), deben sostener al Estado que protege y defiende sus bienes e intereses. Los privilegiados deben entender que pagar proporcionalmente a sus ingresos y patrimonio, es por su bien mismo y el de sus descendientes, ello evitara el malestar social y la inseguridad que se ha generado, hay que desarmar esa bomba de tiempo social que se está formando, las revoluciones al final siempre afectan los patrimonios de los que más tienen, volvamos la vista atrás a la revolución mexicana, las dos guerras mundiales del siglo XX y otros conflictos violentos. Los ciudadanos y políticos debemos promover la justicia social a través de los impuestos y los presupuestos públicos como la mejor manera de redistribuirla riqueza; este es el camino más sano para nuestra sociedad.

 

Debemos proponer incansablemente, incluir en la agenda pública, propuestas fiscales (no solo federal sino estatales y municipales), que provoquen la discusión de cómo debemos enfrentar los problemas nacionales y que país queremos construir y heredar a nuestros hijos. Quienes deben cooperar más, a favor de los que menos tienen. Construir un país que tenga una justicia social mínima, que garantice mayores oportunidades de igualdad para toda la población; Salud, Educación gratuita, Alimentación, Cultura y un hábitat digno. 

 

El impuesto patrimonial progresivo a herencias, patrimonio personal (inmobiliario, financiero, industrial y comercial etc.) e impuesto predial progresivo en el nivel municipal, pueden incrementar el presupuesto de egresos de federación estados y municipios, desarrollando además impuestos sub nacionales que permitan la descentralización de la recaudación en el país, un aberrante sistema de control centralista que la federación impone a estados y municipios. Este debe ser el discurso que los ciudadanos debemos impulsar, exigir que no solo recortando el presupuesto, se puede hacer la gestión pública del país, que debe haber un mínimo de bienestar social asegurado, que debemos cambiar el entramado legal de la administración pública en México. El 10%de los más ricos deben contribuir para que México transite de un estado que ahora solo privilegia de unos cuantos, a un estado que garantice la justicia social. 
 

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