

La violencia hasta el tuétano
Por Martha González Escobar
Hace años, --dicen mis amigos que en el sexenio de Zedillo-- se suprimieron de los programas escolares todas las materias relativas al civismo y se dejo de aplicar y practicar los proyectos que fomentaban la conciencia cívica, la solidaridad, pues. El resultado dieciséis años después es que ya nadie practica la solidaridad con sus conciudadanos y por el contrario de palabra y obra agrede a todos los que puede.
La noche del lunes nos dormimos con la imagen de la deportista y ahora senadora, Ana Guevara golpeada en la cuenca del ojo derecho golpes propinados a patadas entre cuatro hombres que ella dice la atacaron por la espalda cuando ingreso a la carretera rumbo a la ciudad de México: “por suerte no se quito el casco porque éste lo defendió de los golpes propinados en la cabeza a patadas Fue un hecho cobarde", dijo, pero se le quebró la voz. Tardó más de un minuto en recuperarse.
"Yo no uso escoltas, no tengo chofer, ando en mi moto. Promuevo siempre el buen haber entre la ciudadanía", continuó. Conmovida ante la injusticia del ataque convocó a rueda de prensa en donde señaló que a pesar de la indignación desatada entre senadores, diputados, autoridades y organizaciones civiles, en cambio, en las redes sociales tuvo lugar una oleada de insultos, críticas. Comentarios y burlas, que mostraron según opinaron los activistas: “una profunda misoginia” que no ha sido posible erradicar en la mayoría de los mexicanos.
."Me pregunto qué estamos haciendo mal", le dice a BBC Mundo Lucía Melgar Palacios, coordinadora de investigación del Programa Universitario de Estudios de Género (PUEG) de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM).
Y si consideramos los siguientes hechos, también nosotros nos lo preguntamos: “Un joven indigente resultó con quemaduras de segundo y tercer grado, después de que desconocidos le rociaron gasolina y le prendieron fuego, cuando dormía en la parte posterior de la Catedral de San Marcos, en la capital de Chiapas. La víctima, de quien se desconoce su identidad, dormía, cuando se aproximó al lugar un grupo de jóvenes para rociarle gasolina y como queda dicho, prenderle fuego.
Como consecuencia, el joven resultó con quemaduras en los brazos, piernas y espalda principalmente. Socorristas arribaron al lugar para atender al joven, del que se desconoce su identidad y procedencia, para luego trasladarlo a un hospital, donde fue atendido de emergencia.
Pasaron nueve años para que se pudiera sentenciar a un hombre que asesino a puñaladas a sus dos hijas porque su ex esposa mantenía una relación sentimental con otra persona, los hechos ocurrieron en el departamento 203 del edificio 3141 del Conjunto habitacional laureles, en la ciudad de México.
Un ejemplar de jaguar ---especie en extinción—fu ultimado por los policías de Zapopan cuando llegaron al lugar en el que yacía un perro labrador que el jaguar había atacado motivo por el que un niño de 12 años llamó a la policía, quienes no supieron cómo mantenerlo “acorralado” mientras llegaban los captores de la Procuraduría Federal del medio ambiente, le quitaron la vida mediante un disparo.
El choque entre un auto y una moto fue motivo para que ambos vehículos se detuvieran en un crucero peligroso y no se movieran las personas que estaban de pie en la calle a pesar de que los vehículos pasan rozando sus ropas. No se subieron a sus vehículos ni procuraron no estorbar.
Y si nos vamos al ámbito internacional acaban de destruir por completo la ciudad de Siria llamada Alepo, las huestes de Bashar Asad, los habitantes se despidieron a través de las redes sociales.
Podría seguir enumerando historias de manera interminable en las que en todas la constante es la violencia.
La violencia que sufrimos los ciudadanos cuando vamos a pie por las calles de nuestra ciudad y tenemos que bajarnos al arroyo de la calle para seguir caminando, porque la banqueta está ocupada, (a pesar del programa Banquetas libres) la violencia que sufrimos cuando pasan los ciclistas sobre las banquetas a altas velocidades y casi sin hace ruido para prevenir. En fin, las violencias en los hogares que dañan tanto y no tendríamos espacio suficiente para narrar y condenar.
¿Qué hacer con tanta violencia? ¿Cómo detenerla? con los ingenuos cursos de civismo que nos impartían de buena fe nuestros profesores? con las clases de la doctrina cristiana y de otras religiones? ¿Con el ejemplo de nuestros padres?. Cómo detenerla se cuestiona públicamente la senadora Ana Guevara con el ojo morado que le dejaron sus atacantes solo porque iba en moto y pasaba mientras ellos estaban detenidos por el tránsito?
Habría que regresar a concentrarnos en el centro de nuestro corazón y de nuestra voluntad para proponernos no ser víctimas ni victimarios de esa violencia que parece arraigada hasta el tuétano de los huesos, que nos hace hablar y cometer actos que faltan a la caridad a la solidaridad, y a las más profundas razones de nuestra convivencia, porque nuestro pacto social se hizo de acuerdo al espíritu de agruparnos para defendernos los unos a los otros de las agresiones de la naturaleza y de las circunstancias ¿en donde quedo el recuerdo de ese pacto?. ¿En cuales de los caminos recorridos lo olvidamos o lo dejamos abandonado? Esa filosofía política de 1762 que no es tan sencilla de entender y menos de practicar que escribió Rousseau en “ El contrato social” que tal vez ha llegado el momento de sustituirla por otra.
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